domingo, 24 de febrero de 2008

LA TELEVISIÓN.

"Ninguna otra invención humana ha causado tanto daño a las personas como la televisión. A la prensa le debemos la difusión de la literatura; la radio ha funcionado sin traicionar excesivamente su objetivo y su capacidad; sin embargo, la televisión, que debería mostrarnos cada día el mundo, se comporta con una gran vulgaridad, vendida sin condiciones a la publicidad."

Rafael Sánchez Ferlosio.

KAFKA.

Escritor checo en lengua alemana, nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que apareció parcialmente en la revista "Hyperion", que dirigía Franz Blei. En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales. El estallido de la Primera Guerra Mundial y el fracaso de un noviazgo en el que había depositado todas sus esperanzas señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica. Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El chófer, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural. En 1920 abandonó su empleo, ingresó en un sanatorio y, poco tiempo después, se estableció en una casa de campo en la que escribió El castillo; al año siguiente Kafka conoció a la escritora checa Milena Jesenska-Pollak, con la que mantuvo un breve romance y una abundante correspondencia, no publicada hasta 1952. El último año de su vida encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza.La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus personajes, designados frecuentemente con una inicial (Joseph K o simplemente K), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas. Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que pretende integrarse. Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregor Samsa en La metamorfosis, introducen en la realidad más cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo. Su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea.

lunes, 18 de febrero de 2008

SOBRE EL PLACER.

"La gloria, la fortuna, los amores, las voluptuosidades bien entendidas y bien aprovechadas son grandes auxilios contra los rigores de la Naturaleza, contra las miserias vinculadas a nuestra vida. Igualmente, la cordura nos ha sido dada principalmente para aprovechar bien nuestros placeres; pero con todo lo considerable que sea, se muestra como algo débil en medio del dolor o en las proximidades de la muerte."

Charles de Saint Évremond (1613-1703)

A LA HERMANA DE LA LUNA. (SONETO AL CULO).

«Forma tan dulce que te redondeas
donde los riñones insertan su arco
y, venciendo en tu abundancia a los senos,
ya desbordas mi mano que te explora

y te divides y desdoblas en dos mundos
donde el Pecado desea encerrarme
como en un paraíso, con sus bienes
más raros y misterios más hondos.

¡Oh cándida mole en el vivo perno
que ondeas erguida en el alto cielo
donde se juntan nubes voluptuosas!

Resplandece aquí, cual mármol argivo,
si te invoco, despojada de velos,
¡oh tú, carnal hermana de la luna!»

Gabriele D´Annunzio (1863-1938)

sábado, 16 de febrero de 2008

LECTURA RECOMENDADA (X)

"¡Oh, encantadora belleza orgánica que no se compone de pintura al óleo ni de piedra, sino de materia viva y corruptible, llena del secreto febril y de la podredumbre! ¡Mira la simetría maravillosa del edificio humano, los hombros y las caderas y los senos floridos a ambos lados del pecho, y las costillas alineadas por parejas y el ombligo en el centro, en la blandura del vientre, y el sexo oscuro entre los muslos! Mira los omóplatos, cómo se mueven bajo la piel sedosa de la espalda, y la columna vertebral que desciende hacia la doble lujuria fresca de las nalgas, y las grandes ramas de los vasos y de los nervios que pasan del tronco a las extremidades por las axilas, y como la estructura de los brazos corresponde a la de las piernas. ¡Oh, las dulces regiones de la juntura interior del codo y del tobillo, con su abundancia de delicadezas orgánicas, bajo sus almohadillas de carne! ¡Qué fiesta más inmensa al acariciar esos lugares deliciosos del cuerpo humano! ¡Fiesta para morir luego sin un solo lamento! ¡Sí, Dios mío, déjame sentir el olor de la piel de tu rótula, bajo la cual la ingeniosa cápsula articular segrega su aceite resbaladizo! ¡Déjame tocar devotamente con mi boca la “Arteria femoralis” que late en el fondo del muslo y que se divide, más abajo, en las dos arterias de la tibia! ¡Déjame sentir la exhalación de tus poros y palpar tu vello, imagen humana de agua y de albúmina, destinada a la anatomía de la tumba, y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos! "

Thomas Mann (1875-1955)

jueves, 14 de febrero de 2008

JADÍN DE FLORES CURIOSAS (VI)

"Hay ciertos libros que, publicados una sola vez, se quedan entre pocas manos, y éstas suelen ser de los que compran por curiosidad lo que se publica de nuevo; pero de ciertos tratados se debían repetir continuamente las ediciones, hasta repartirlas con autoridad del Gobierno por toda la nación. Las tinieblas son muchas y el sueño muy profundo: es menester que las luces se renueven y difundan por todas partes , es preciso repetir los gritos una y muchas veces, quando á las primeras llamadas no despierta el soñoliento."

Antonio Ponz y Piquer, Viage de España ó Cartas en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella, 1772.

martes, 5 de febrero de 2008

PARA P. (IV)

Para P., que habita en la memoria.

¿Y si hacemos de un manojo
de una cresta de una ola,
de la línea de tu pecho,
del perfume de tu aroma,
del aliento de tus sueños,
del constante advenimiento,
un ovillo y tú y yo dentro?

lunes, 4 de febrero de 2008

EL MONOPOLIO DE LA IGLESIA.

He encontrado un escrito cristiano del siglo III, la Carta a Diogneto, que es un ejemplo de vivencia laica de los cristianos y cristianas en la sociedad. Dice así:

"V. 1. Los cristianos no se distinguen de los demás seres humanos ni por su tierra ni por su habla ni por sus costumbres.
2. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás.
3. Habitando ciudades griegas o bárbaras, según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y costumbres de cada país, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable, y, por confesión de todos, sorprendente.
4. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria, tierra extraña. [...]
6. Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que les nacen.
7. Ponen mesa común, pero no lecho. [...]
10. Obedecen a las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las leyes".

Si el autor hubiera escrito la Carta hoy, en pleno debate sobre la nueva asignatura, es posible que hubiera añadido: "Los cristianos no estudian en colegios distintos de los demás ciudadanos, ni adaptan las clases de Educación para la Ciudadanía a sus idearios; van a los mismos colegios que el resto de los estudiantes; siguen los programas aprobados por las instituciones académicas y no hacen objeción de conciencia".

domingo, 3 de febrero de 2008

LECTURA RECOMENDADA (IX)

"Hace poco me preguntaste por qué digo que te tengo miedo. Como es habitual, no supe qué contestarte; en parte, precisamente por el miedo que me inspiras; en parte, porque en la justificación de dicho miedo intervienen demasiados pormenores para poder exponerlos con una aceptable consistencia. Y si, valiéndome de esta carta, procuro responder a tu pregunta por escrito, lo haré en no dudarlo en forma muy incompleta, ya que, aun escribiendo, el miedo y sus efectos me atenazan cuando pienso en ti, y porque las dimensiones del tema exeden con mucho los límites de mi memoria y de mi entendimiento."

Franz Kafka (1883-1924)

EL PROFESOR GUSTAVO BUENO.

El profesor Bueno siempre ha estado donde estaba, en la crítica dialéctica de los mitos oscurantistas, de los monismos y armonismos políticos sin sentido, en la trituración de los conceptos y argumentos sin fundamento o mal fundamentados, en la criba de las realidades contradictorias que nos salen al paso, en la pulverización de las ideologías engañosas, torticeras y perniciosas en sus desarrollos.
El profesor Bueno no se ha cansado de decir que muchas de las tesis que han conformado la praxis del socialismo-comunismo necesariamente debían ser puestas en tela de juicio y darles una vuelta del revés (al modo como Marx había hecho con Hegel), y, en consecuencia, la obra del profesor Bueno puede considerarse, en muy buena medida, en este sentido.
¿A qué se han dedicado las fuerzas políticas del socialismo-comunismo? ¿Han intentando darle a dichas tesis alguna vuelta de calcetín? ¿Han aprovechado, siquiera a título de sugerencia, las indicaciones que al respecto señalaba el profesor Bueno en sus escritos? Nada de eso. En vez de tratar de darle la vuelta a los calcetines, lo que han hecho es seguir usándolos de igual modo, un día tras otro, poniendo algún remiendo ridículo en los dedos gordos de sus flagrantes contradicciones, pidiendo mucha tolerancia por el mal olor político que despiden, y dentro de un zapato que sólo Alicia en el país de la maravillas se atrevería a usar.