domingo, 15 de agosto de 2010

JARDÍN DE FLORES CURIOSAS (XIV).

La mujer de Raymond Chandler (17 años mayor que él) muere tras una tremenda agonía. Tras su pérdida, él intenta suicidarse y falla. Lo intenta otra vez, queda grave, pero vive. Después lo intenta bebiendo. Tarda 3 años en lograrlo. Muere en La Jolla, California, el 26 de marzo de 1959, a los setenta años. Esta carta se la manda a un amigo durante ese período:

“Por supuesto, en cierto sentido ya me había despedido de ella mucho tiempo atrás. De hecho, muchas veces durante los últimos dos años, en medio de la noche había comprendido que era sólo cuestión de tiempo. Pero no es lo mismo que suceda. Decirle adiós al ser amado en la mente no es lo mismo que cerrarle los ojos y saber que nunca volverá a abrirlos. Pero me alegró que muriera. Pensar en esta ave orgullosa y temeraria encerrada en un cuarto de un maldito sanatorio por el resto de sus días era una idea tan insoportable que apenas sí podía pensarla.[...] Durante treinta años, diez meses y dos días, fue la luz de mi vida, mi única ambición. Todo lo demás que hice fue para alimentar el fuego en el que ella pudiera calentarse las manos. Eso es todo lo que puedo decir”.

SABER O NO SABER.

"¿Qué necesidad hay de saber siempre cómo se hace lo que se hace? ¿Saben las sales, los metales, las plantas, los animales y otros mil cuerpos animados o inanimados cómo se hace lo que ellos hacen, y tienen necesidad alguna de saberlo? ¿Es necesario que una gota de aceite o de grasa sepa geometría para redondearse en la superficie del agua?"

Leibniz, Teodicea, página 401.


"¿Qué valdría el encarnizamiento del saber si sólo hubiera de asegurar la adquisión de conocimiento y no, en cierto modo y hasta donde se puede, el extravío del que conoce? Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si se puede pensar distinto de como se piensa y percibir distinto de como se ve, es indispensable para seguir contemplando o reflexionando."

Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Tomo II.

martes, 10 de agosto de 2010

USED WORDS.

Con palabras usadas,
gastadas por el tiempo y la costumbre,
cuyo último temblor ya no se siente.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida,
esta noche de lluvia hablo contigo,
trato de hablar al menos, ligeramente ebrio,
construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás,
y sintiendo esa repentina lucidez
con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos,
sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada,
del whisky, de la noche y el silencio,
de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota,
de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío,
donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua,
o tus ojos mirándose en los míos,
o nuestras manos unidas en el aire,
recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas,
nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles,
contestar una vieja pregunta
cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países,
los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste,
el temblor del deseo que aún guardas en tu piel,
mi repetido navegar de cama en cama,
se reúnen y afirman su destino
frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos,
sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá-
de finales de julio, de algún año cualquiera,
te propongo mi amor, sé que tú aceptarás,
con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo,
mientras yo me afeito y tú pintas tus labios,
te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- «hoy existe la vida por nosotros»
o «tú no te morirás nunca»
o, tal vez, «aún hay noches y noches que esperan
nuestros brazos, ese especial calor de dormir abrazados».
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado,
ignorando el futuro, sin duda inalcanzable,
con palabras gastadas, decir y repetir
-es otro ejemplo- «gracias mi amor por haber existido».
Al menos por un rato -a nadie molestamos-
con palabras usadas mentirnos y mentirnos,
mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.

Envío:
Te dejo este poema
confuso, absurdo, largo,
para que tú lo tengas como un pañuelo viejo
a los pies de tu cama, para que tú la tengas,
y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo,
un día como éste -cuando ya no estaremos-
y recuerdes, debajo de la ducha,
que alguna vez te quise -mentiras y mentiras-
que alguna vez te quise -era un día de julio-
con palabras usadas, como un disco rayado,
que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.

Juan Luis Panero.

lunes, 9 de agosto de 2010

APOLOGÍA DE LA PEREZA.

“La mal llamada pereza, que no consiste en no hacer nada, sino en hacer muchas cosas no reconocidas en los formularios dogmáticos de la clase dirigente, tiene tanto derecho a hacerse valer como la laboriosidad.”

Robert Louis Stevenson (1850-1894).

lunes, 2 de agosto de 2010

LA MUJER ESTABA DESNUDA.

La mujer estaba desnuda.
Llegó un hombre,
descendió a su sexo.
Desde allí la llamaba a voces cóncavas,
a empozados lamentos.
Pero ella
no podía bajar
y asomada a los bordes sollozaba.

Después, la voz, más tenue
cada día,
ya se iba perdiendo en remotos vellones.

La mujer sollozaba.
Tendió grandes pañuelos
en las lámparas rotas.

Vino la noche.

Y la mujer abrió de par en par
sus inexhaustas puertas.


José Ángel Valente (1929-2000)