lunes, 13 de diciembre de 2010

HE CAMBIADO.

"...el Hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: eso hace que el hombre sea siempre responsable de su propia subjetividad. El primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión activa de lo que es, asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia. Así que el hombre elige para sí lo que será o elige su realidad. Pero, al elegir para sí mismo, de algún modo elige para todos los hombres, porque al crear al hombre que queremos ser, creamos al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir esto o aquello, al mismo tiempo es afirmar el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir mal deliberadamente."

Jean-Paul Sartre (1905-1980).

domingo, 12 de diciembre de 2010

ELOGIO DE LOS PNEUMÁTICOS.

"Lo que soy no lo elijo, lo padezco, como todo lo que existe en el orden del universo."

Michel Onfray.

martes, 30 de noviembre de 2010

UNAS CUANTAS HORAS MÁS TARDE.

"Soy arrogante, negativo, introvertido, sutil, feliz [...].
Siento, en primer lugar, que esa arrogancia mía se concilia con cuanto me rodea, me abandona. Soy menos amable, menos ingenioso. Me siento vacío y trabajo por desesperación. Mi comportamiento social se resiente. Sufro una derrota. En comparación con cualquier otra persona me siento estúpido. Me comporto de manera extraordinariamente torpe, no soy capaz de responder a una ofensa de forma adecuada.
Unas pocas horas más tarde, vuelvo a ser arrogante, negativo, introvertido, sutil, feliz."

Robert Musil.

lunes, 29 de noviembre de 2010

APLAUSOS.

Si hay alguna cosa de la que parezca apropiado decir que está fuera de lugar es de los aplausos en el Congreso. Ni siquiera se aplaude a lo que se dice, a su significado -que ya estaría mal-, sino a la pertenencia del que lo dice, siempre que sea de los propios. Hoy parece que los diputados no se dan cuenta, ni imaginan siquiera, el efecto de ridículo, de vergüenza ajena, que suscitan en el televidente especialmente cuando no son más que 30 o 50 centímetros los que separan las manos que aplauden del rostro del aplaudido. Ninguna sonrisa más falsa que la de este cuando ha de expresar gratitud en tan obligado trance. Ahora tengo en los ojos de la mente a don Mariano Rajoy y a doña María Dolores de Cospedal, pero eso no quiere decir que otros dos nombres de idéntico parentesco político, al otro extremo del hemiciclo, no podrían remplazarlos en una situación perfectamente análoga.

La idea de que esos aplausos tan fuera de lugar se suprimiesen -ya sea por votación de los propios diputados, ya por reforma normativa del Tribunal Constitucional, si es que ello es verosímil- sería, a mi entender, muy saludable, y además estético, pero virtualmente imposible de poner en práctica. No ya por resistencia de una minoría que hubiese votado en contra, pues no tengo noticia de que los discordes con la normativa establecida suelan dejar de cumplir, aun a su pesar, lo ratificado por la mayoría.

El fundamento de mi desazón es bien distinto y bastante más grave. Es la naturaleza de automatismo, de reflejo mecánico, que ha llegado a adquirir en nuestros días el aplauso. En las televisiones se está aplaudiendo constantemente a todo, en todo el día no se hace otra cosa que aplaudir, no se hace cosa de provecho en todo el día. En los entierros el aplauso se ha hecho tan convencional que se mira como una descortesía el no aplaudir. Todavía disuena en los oídos de los mayores, acostumbrados al silencio entre los muertos, pero tal vez no sea ya más que otra convención para los jóvenes, aunque para nosotros tiene la estridente inoportunidad de ser una forma de expresión que comparte con ceremonias y ocasiones alegres y festivas.

El automatismo del aplauso en el Congreso lo pone aún más fuera de lugar, lo hace aún más gratuito y más indigno. Lo malo está en que cuanto mayor sea el automatismo, la índole refleja de una cosa, tanto más fuerte se hará frente a cualquier voluntad de suprimirla. En fin, que lo que hace más impropio y despreciable el aplauso en el Congreso viene a ser precisamente lo mismo que lo hace más imposible de erradicar. ¡Todo un paradigma de la cultura actual!


Rafael Sánchez Ferlosio.

domingo, 28 de noviembre de 2010

HISTORIAS.

"En algún papel leí, hace años, que el infierno estaba minuciosamente conformado por los ojos ocupados en mirarnos. La frase, entonces, no era de Borges ni de Sábato ni de Sartre ni mía. [...] En cuanto a mí, hace años que aprendí el arte de afeitarme al tacto, para evitar la opinión del espejo, para acudir al trabajo sin el peso de otra depresión. Es que mi imagen – ustedes me lo muestran – avanza, desde hace tiempo, separada de mí. Mientras yo permanezco adolescente, calmo, interesado en lo que importa, bondadoso y humilde por indiferencia y por la asombrosa seguridad de que no hay respuestas, ella, mi cara, ha envejecido, se ha puesto amarga y tal vez esté contando o invente historias que no son mías sino de ella."

Juan Carlos Onetti.

KAFKA EN TRANVÍA.

"Al encontrarme de nuevo con el penúltimo fragmento de Jakob von Gunten de Robert Walser –aquel en el que Herr Benjamenta y el narrador cabalgan por el mundo en un sueño de libertad absoluta- capto un posible aire de familia con Deseo de convertirse en indio, una de las prosas breves de Contemplación, el primer libro que publicara Kafka. En esa juvenil y breve prosa indecisa, Kafka muestra su deseo de ser de verdad un indio, siempre alerta, sobre el caballo galopante, en viaje sin bridas por el ancho mundo. Aunque es una prosa indecisa, aunque es un texto de sus primeros tiempos, ahí está ya en toda su plenitud el espíritu de un Kafka recién salido de las lecturas de Walser.

Reencontrarme con esa breve prosa del Kafka incipiente -esa prosa en la que ya estaba condensado el escritor incomprensible y al mismo tiempo sorprendentemente diáfano que fue- me hace caer en la cuenta de que no siempre Kafka fue Kafka. Hoy estamos acostumbrados a leerlo como tal, pero hubo una etapa -días de indecisiones y de vacilaciones- en la que pasó por el clásico trance por el que transitan aquellos que desean cabalgar sin bridas y ser extranjeros dentro del doméstico y pusilánime paisaje literario de su época. Es decir, también Kafka tuvo que forjarse un estilo. Lo inventó a la sombra de Walser, pero también de Kleist, de Chejov, de Dickens y del cervantino Flaubert.

Tal vez nadie ha estudiado mejor los años de la forja del estilo kafkiano que Reiner Stach en Kafka, Los años de las decisiones. Es un libro que acabo de releer estos días y que creo que opera como perfecto antídoto contra la devastadora y fanfarrona veneración de Kafka por parte de quienes aún piensan que su creatividad fue solitaria y genial. Sin duda, Kafka fue un genio, pero no estaba tan ciego como para haber querido producir sus textos a partir de una interioridad carente de experiencia. “Al contrario: precisamente su trato controlado, artesanalmente refinado, con influencias y hechos, le señala como autor de la Modernidad, que –al menos en este sentido- se alinea con Musil, Joyce, Broch y Arno Schmidt”, nos dice Reiner Stach, estudioso de los años en los que un escritor de Praga deseaba convertirse en Kafka y para ello tuvo que librarse, ante todo, de su amigo Brod, que le proponía escribir prosas a cuatro manos. Y luego, tras librarse de semejante pelmazo, leer en profundidad, por ejemplo, a Dickens, un autor con grandes dosis de humorismo en sus obras, ese humorismo que ha tardado tanto en ser percibido en Kafka, que escribió El desaparecido pensando en escribir a ratos una novela cómica dickensiana, y de ahí que Walter Benjamin dijera que ese libro era, sobre todo, una gran payasada, ya que en él uno podía reírse en cada página.

Pero es que incluso en El castillo y El proceso, que son novelas que han agobiado y angustiado tanto, hay muchas situaciones que pueden despertar hilaridad. Hilaridad que el lector en ocasiones reprime porque está metido dentro de un absurdo, de una problemática que es aterradora. Pero esos elementos humorísticos son el contrapunto que el propio Kafka establecía para restarle presión al drama. Una hilaridad aprendida de los días en que leía precisamente a Robert Walser en voz alta y se partía literalmente de risa, muy especialmente con Jacob von Gunten: “Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada”.

El personal docente lo encontró Kafka en los libros de sus autores preferidos. En los días de aprendizaje, hacia 1910, empezó a trabajar en un peculiar laboratorio de influencias, el más singular del siglo pasado. Los Diarios, por un lado. Y, por el otro, las prosas indecisas que acabarían conformando su primer libro, Contemplación, publicado en 1912, libro al que le faltan ya menos de cuatro años para que algunos amigos de los números redondos celebren su centenario. Se diría que ha pasado mucho más tiempo desde que Kafka comenzó a ser Kafka y dejó atrás ciertas indecisiones. “Estoy en la plataforma de un tranvía y me siento totalmente inseguro con respecto a la posición que ocupo en este mundo, en esta ciudad, en el seno de mi familia”, escribió en El pasajero, prosa breve de Contemplación. En esos días, Kafka ni siquiera se sentía capaz de justificar qué hacía allí en aquella plataforma, sujeto de aquella correa, dejándose llevar por el tranvía. Pero ya también en esos días Kafka era implacable. Con una muchacha, por ejemplo, que se instala junto a la escalerilla, lista para bajar del tranvía. “Se me muestra tan nítida como si la hubiera palpado [...] Su orejita está muy pegada a la cabeza, pero como estoy cerca, veo toda la parte posterior del pabellón derecho y la sombra en la raíz”, escribe. Y termina preguntándose cómo es que la muchacha no se asombra de sí misma y mantiene la boca cerrada sin decir nada.

Todo eso ocurrió en los años de las lecturas decisivas, en los años de las incertidumbres repartidas por las plataformas de todos los tranvías. Durante un tiempo, el matrimonio Nabokov, en el Berlín de 1922, subió al mismo tranvía que tomaba Kafka, el Berlín-Litchterfelde. Nunca le hablaron porque no sabían que era él, pero Vera Nabokov siempre dijo recordar “aquella cara, su palidez, la tirantez de la piel, aquellos ojos tan extraordinarios, ojos hipnóticos resplandeciendo en una cueva”

De los años de formación en la oscura cueva no se ha librado nunca nadie. Ni Kafka. Nadie le exigía en aquellos días que justificara sus lecturas, ni su presencia en la extraña plataforma de la vida. Pero el gran tranvía, más allá de las iniciales influencias, se estaba ya poniendo en marcha. “Cierto es que nadie me lo exige, pero eso no importa”. "


Enrique Vila-Matas, Babelia, 22 de noviembre de 2008.

sábado, 20 de noviembre de 2010

AL DÍA SIGUIENTE.

"Cuando tienes resaca, de golpe te acuerdas de lo que ha pasado la noche anterior, los planchazos y las meteduras de pata que has cometido, la gente que has insultado, la cantidad de tonterías que pronunciaste y los secretos sobre ti mismo que soltaste, y entonces no tienes ganas de seguir viviendo; sólo cuando tienes resaca y piensas en el suicidio, de golpe se te ocurre la frase escondida... ¿qué será de ti? ¿y sabe qué?, ahora pienso que incluso lo de escribir es mi defensa contra el suicidio, como si escribiendo me escapara de mí mismo, escribiendo quizás podré contestar a la pregunta... qué será de mí, quién era y quién soy ahora mismo. "

Bohumil Hrabal (1914-1997)

jueves, 18 de noviembre de 2010

TE TENGO EN TODO (O EN CASI TODO).

(Para Patricia)

Me invade la intuición de la mañana
y el temblor de una hoja en una esquina,
Peces azules nadan y me asombran,
saludo a una gotera en la cocina.

El periódico mancha mi día de tristeza.
Tu recuerdo libera mi ternura.
Invento que es verano y que te tengo,
porque leo un poema llueve en tu cintura.

Y como el mar
me regalas sal y yodo.
Tu nombre está
escrito en mí de algún modo,
Y así te tengo en todo,
(o en casi todo)

Me lleva a ti la luz de un sentimiento,
la nube densa de mi té con menta,
el sonido secreto de tu nombre,
la espuma blanca de mi única cerveza.

Y como el mar
me regalas sal y yodo.
Tu nombre está
escrito en mí de algún modo,
Y así te tengo en todo,
(o en casi todo)


Pablo Guerrero.

martes, 9 de noviembre de 2010

¿HASTA CUÁNDO?


"'Han preferido el deshonor a la guerra y ahora tendrán el deshonor y la guerra', dijo Churchill en una ocasión famosa; podríamos parafrasear sus palabras para aplicarlas a las circunstancias de la visita de Benedicto XVI a España: nuestras autoridades renunciaron al laicismo democrático para no pasar por anticlericales y ahora se ven sin dignidad laica y encima tachadas de anticlericales por el beneficiario de su abandono de los principios.

¿Acaso aún no han aprendido que la Iglesia es insaciable y se toma todas las concesiones sin agradecimiento por lo que se le da y con aire ofendido por lo que aún se le niega? En eso se parece mucho a los nacionalismos... a los que tanto debe y que tanto le deben.

El Papa denuncia el terrible laicismo de España no solo a pesar de que recibe en su viaje la pleitesía exagerada de todas las autoridades civiles, no solo pese al financiamiento y privilegios fiscales de la Iglesia, no solo a pesar de que se mantiene el concordato de origen franquista que impone la presencia clerical en la educación y hasta en el ejército, sino por los terribles agravios y la "persecución" que sufre por parte de un Parlamento que legisla sobre el aborto o sobre el matrimonio homosexual sin obedecer al clero y que hasta pretende sustentar una asignatura de educación cívica que no cuenta con el níhil óbstat episcopal.

Para el Papa, estamos como en el año 36 y de ahí a quemar iglesias solo hay un paso. Por lo visto, ni siquiera 40 años de franquismo bajo palio nos autorizan a emanciparnos un poquito de una institución que tan eficazmente ha trabajado por perpetuar el atraso intelectual y la falta de libertades políticas en nuestro país desde comienzos de la modernidad.

Se ha puesto de moda proclamar al inquisitorial Ratzinger nada menos que como una cima de sabiduría insuperable. Para diversos opinadores mediáticos que probablemente no han leído tratado metafísico más profundo que ¿Quién se ha llevado mi queso?, es el primer intelectual europeo, mundial, universal, no inferior en méritos a sabios de la altura de Rappel o Belén Esteban.

Destaca precisamente en teología, una de las ciencias más útiles y con mayor futuro, la única que inventa su objeto mientras dogmatiza sobre él. Por eso puede establecer con especial autoridad la relación entre verdad y libertad. Porque la verdad no es una función que se alcanza a través de la razón que observa, experimenta y deduce, sino la revelación que llega por la boca del que habla desde la infalibilidad. ¡Abajo el relativismo, escuchemos al Absoluto! Y la libertad,claro, es la de obedecer no a humanos vulgares y a las leyes por ellos consensuadas, sino a quienes representan e interpretan el poder de lo sobrehumano...

A algunos de nuestros políticos -no olviden sus nombres a la hora de votar- les encanta que por fin las cosas se pongan así de claras, contra la falta de valores y confusión en que chapoteamos. Además, parece que cuenta con beneficios electorales, de modo que bendito sea Dios.

Por si fuera poco, el Papa merece los máximos honores porque se trata nada menos que de un jefe de Estado. ¡Y menudo Estado, a fe mía! El único de la Europa actual que abiertamente no respeta quisquillosos derechos humanos como la libertad religiosa, la igualdad de sexo para optar a cargos públicos y otras menudencias democráticas semejantes. Es un Estado tan original y único en su género, prueba de la especial protección divina que lo ampara, que se parece mucho más a las teocracias de otros lugares del mundo que a los impíos regímenes laicos que le rodean. El Vaticano es una especie de Arabia Saudí pero decorada por Miguel Ángel y Rafael, lo cual es una gran mejoría estética, aunque en cambio representa poco avance político.

Evidentemente, el gran problema religioso y la mayor amenaza para las libertades públicas en España lo representan las mujeres que llevan velo islámico, no el ver a nuestros representantes electos mostrar todo tipo de deferencia y reconocimiento moral al gobernante de ese Estado modélico... que por lo visto ejemplifica las raíces de la Europa democrática mejor que tanto laicismo y tanta ciencia sin trascendencia como vemos por ahí.

Pese a los menguados coros y danzas que han acompañado la visita papal a Santiago y Barcelona, indudablemente fervorosos (en televisión una señora confesaba: "Se me puso tal nudo en la garganta que no podía ni sacar fotografías"), lo cierto es que las prácticas católicas no dejan de disminuir en nuestro país. ¡Pero si ya incluso hay más matrimonios civiles que eclesiásticos...!

De modo que parece llegado el momento de, sin ofender a los católicos, no agraviar tampoco a quienes no lo somos y a quienes siéndolo comparten con nosotros el deseo de un Estado realmente laico, en el que la religión o la falta de ella sean un derecho de cada cual pero no una obligación de nadie... y mucho menos de las instituciones que son de todos y para todos.

Por eso, es necesaria y urgente una ley de libertad religiosa a la altura de nuestra realidad social y del siglo en que vivimos. Para que los creyentes puedan ejercer a título personal su religión al modo que prefieran, siempre que no conculquen las leyes civiles... y, sobre todo, para que los no creyentes o los que creemos otras cosas no tengamos forzosamente que sentirnos avasallados por la fe de nadie."


Fernado Savater, El País, 9 de noviembre de 2010.

lunes, 8 de noviembre de 2010

HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA.

Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada del sol adonde quieres,
con un sólido impulso, con una luz suprema,
cumbre de las montañas y los atardeceres.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.

El aire de la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.

Ya la sombra es el nido cerrado, incandescente,
la visible ceguera puesta sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.

La sombra pide, exige seres que se entrelacen,
besos que la constelen de relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.

Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,
tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.

El hijo está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus solitarias y apagadas ciudades.

El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,
y a su origen infunden los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.

Moviendo está la sombra sus fuerzas siderales,
tendiendo está la sombra su constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.

II

( Hijo de la luz )

Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo. Tus entrañas forjan el sol naciente.

Centro de claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que al fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.

La noche desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.

La gran hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre, donde encontró su nido.

El hijo fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.

Las sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
Y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.

¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.

Hijo del alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.

Hablo, y el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa. Yo soy el mediodía.

III

( Hijo de la luz y la sombra )

Tejidos en el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.

Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.

Es como si tu sangre fuera dulzura toda,
laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.

Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían que grabada llevo allí tu figura.

Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.

Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.

Haremos de este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia decisiva
donde asienten su alma, las manos y el aliento,
las hélices circulen, la agricultura viva.

Él hará que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.

No te quiero en ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.


Miguel Hernández.

LA SOMBRA DEL ESPANTO.

"Hasta el árbol que florece miente en el instante en que percibe su florecer sin la sombra del espanto; hasta la más inocente admiración por lo bello se convierte en excusa de la ignominia de la existencia, cosa diferente, y nada hay ya de belleza ni de consuelo salvo para la mirada que, dirigiéndose al horror, lo afronta y, en la conciencia no atenuada de la negatividad, afirma la posibilidad de lo mejor."

Theodor W. Adorno.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL INQUISIDOR DE LA FE.

"Benedicto XVI, el Papa que visita ahora Santiago de Compostela y Barcelona, nada tiene en común con Simón Pedro, el pescador del lago de Tiberíades. Tampoco sigue las rigurosas recomendaciones de Jesús de Nazaret a los apóstoles: `No cojáis nada para el camino: ni bastón , ni alforja, ni pan ni dinero, ni llevéis cada uno dos túnicas [propio de gente acomodada]. Quedaos en la casa en que os alojéis [no ser exigentes en cuanto al alojamiento] hasta que os vayáis de aquel lugar. Y en caso de que no os reciban, sacudíos el polvo de los pies. Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la buena noticia y curando en todas partes´ (Lucas 9, 3-6). Pues bien, el viaje del Papa costará a los contribuyentes españoles 200.000 euros por hora, ¡qué contrasentido!"

Juan José Tamayo, El País, 3 de noviembre de 2010.

lunes, 25 de octubre de 2010

YO NO SOY YO.

"Todos sabemos que nuestra manera de vivir es una farsa, somos capaces de admitirlo, pero no lo hacemos porque cada uno necesita proteger una farsa personal".

Juan Carlos Onetti.

jueves, 14 de octubre de 2010

CUALQUIER TIEMPO PASADO.

"Cuando el pasado deja de iluminar al futuro, el espíritu avanza a oscuras."

Alexis de Tocqueville (1805-1859).

lunes, 4 de octubre de 2010

YOYEO.

"Yo nada más soy yo cuando estoy solo", escribió Miguel Hernández.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

DESDE LEJOS.

Si sólo pudieses acercarte,
venir a este sollozo que sufre y permanece.
Si sólo pudieses, desde lejos,
mirar este desierto,
esta calma sin manos, este cuerpo
yaciente, sin piernas, debatiéndose.

Si solamente pudieras oirme,
si acaso, sólo, pudieras oir cómo te amo
sin alas, sin agua, sin labios
cómo te amo, ¡sí, sólo cómo te amo!

Juan Eduardo Cirlot (1916-1973).

domingo, 12 de septiembre de 2010

A LAS 6 DE LA MAÑANA.

"El peso de la vida, la tristeza, que nos atormenta en secreto, de tener que morir, de que todo es tan breve y seguramente tan vano, es algo que sólo se alza en nuestro interior en momentos como éste."

Robert Musil.

EN EL DÍA DE HOY, CAUTIVO Y DESARMADO...

He terminado de escribir en mi vigésimo cuaderno de comentarios gramaticales.

domingo, 5 de septiembre de 2010

LOS FUMADORES, ENTRE EL ATRACO Y LA ESTAFA.

Pensaba dejar los cigarrillos el próximo febrero, dando por suficientes 40 y muchos años de gran fumador, pero el recrudecimiento de la cruzada antitabaco justifica un ejercicio de solidaridad con quienes siguen fumando, y aspiran a ser respetados.
En efecto, los reglamentos no mandan que las tiendas de alpinismo estampen en sus artículos esquelas sobre peligros de la escalada; ni imponen a la manteca y la mantequilla esquelas parejas sobre los riesgos del colesterol. Ni siquiera los concesionarios de motos y coches deportivos deben incorporar algo análogo sobre accidentes de tráfico. Vendedores y bebedores de alcohol, quizá por respeto al vino de la misa, no son molestados. Quienes usan compulsivamente pastillas de botica resultan pacientes decorosos, y quienes toman drogas ilícitas son inocentes víctimas, redimibles con tratamiento. El tabacómano y el simple usuario ocasional de tabaco, en cambio, son una especie de leprosos desobedientes, que pueden curarse con sanciones y publicidad truculenta.

Es indiscutible que el humo molesta, y que debe haber amplias zonas para no fumadores. Sólo se discute qué tamaño tendrán en cada sitio (edificios, barcos, aviones) las zonas para fumadores. Cuando algo que usa un tercio de la población recibe una centésima o milésima parte del espacio -o simplemente ninguna- oprimimos a gran número de adultos, capacitados todos ellos para exigir que las leyes no reincidan en defenderles de sí mismos. Que las leyes prohíban, o impongan, actos por nuestro propio bien dejó de ser legítimo ya en 1789, al reconocerse los Derechos del Hombre y del Ciudadano, gracias a lo cual en vez de súbditos-párvulos empezamos a ser tratados como mayores de edad autónomos. Y es llamativo que en un momento tan sensible al respeto por muy distintas minorías cunda un desprecio tan olímpico hacia la única minoría que se acerca a una mayoría del censo. Sólo se entiende, de hecho, considerando la tentación de convertir los estados de Derecho en estados terapéuticos, legisladores sobre el dolor y el placer, donde lo que antes se imponía por teológicamente puro pueda ahora imponerse por médicamente recomendable.

Con todo, la sustancia del atropello no cambia al sustituir sotanas negras por batas blancas. Si atendemos al asunto concreto, vemos enseguida que la fanfarria terapeutista disimula y deforma sus términos. En primer lugar, la nicotina estimula, seda y previene algunas enfermedades; los agentes propiamente nocivos son alquitranes derivados de asimilarla por combustión. El gendarme terapéutico ¿se ocupa acaso de promover alternativas al alquitrán? Las primeras patentes de cajetillas con una pila que calienta el tabaco a unos cien grados, hasta liberar la nicotina sin producir alquitranes, tienen más de 20 años. Esos revolucionarios inventos para inhalar selectivamente han ido siendo comprados por las grandes tabaqueras, como es lógico; pero que Philip Morris o Winston se arriesguen a poner en marcha tanto cambio pide un cambio paralelo en la actitud oficial, hoy por hoy anclada al simplismo de satanizar la nicotina.

En segundo lugar, las incoherencias del terapeutismo coactivo brillan en el hecho de que sus desvelos por la salud del fumador no incluyen informar sobre o intervenir en qué fumamos, cuando el tabaco ronda una quinta parte del contenido de cada pitillo. El resto, llamado sopa, es una receta confidencial del fabricante, cuya discrecionalidad le permite novedades como añadir tenues filamentos de fósforo al papel, para que queme más deprisa. En tercer lugar, a este generalizado trágala se añaden promesas de doblar el ya exorbitante precio de las cajetillas, como si sumir en ruina al tabacómano le resultara salutífero.

Así, los deleites unidos a fumar -que son básicamente energía y paz de espíritu-, y los inconvenientes de dejar esa costumbre -que son desasosiego, y resucitar la codicia oral del lactante- pretenden solventarse con un cuadro de castigos: no saber qué fumamos, no tener alternativas a una inhalación de ilimitados alquitranes, padecer atracos al bolsillo, sufrir discriminación social, o comulgar con falsedades (como que estaremos a salvo de cáncer pulmonar, bronquitis, arteriosclerosis e infartos evitando el tabaco). Curiosamente, el cruzado farmacológico norteamericano, que está en el origen de esta iniciativa, se niega por sistema a reducir sus emisiones de gases tóxicos firmando Kioto, sin duda porque tragar humo de modo involuntario y no selectivo es tan admisible como inadmisible resulta tragarlo de modo voluntario y selectivo.

Ante tal suma de iniquidades, un grupo tan nutrido como el tabaquista debe reclamar los mismos derechos que cualquier minoría, empezando por regular él mismo sus propios asuntos. Actos de pacífica desobediencia civil en cada país, como encender todos los días varios millones de cigarrillos a cierta hora, parecen sencillos de organizar, y prometen tanta fiesta para los rebeldes como impotente consternación en el gendarme higienista.

Moliére lo comenta ya en L'amour médecin: «el tabaco es droga de gente honrada, como el café». Reconozcamos también que en tiempos de Moliére no se había descubierto el cigarrillo, ni Hollywood había promocionado tan abrumadoramente su empleo. Doy por evidente que los ceniceros sucios despiden un olor asqueroso, que el tabacómano es una especie de manco, y que fumar muchos cigarrillos genera a la larga efectos secundarios funestos. No por ello resulta más arriesgado que conducir deprisa. Ni es más insensato que ignorar el cultivo del conocimiento, la práctica de la generosidad o prepararse cada uno para su venidera muerte. Lo arriesgado es que la ley saque los pies del tiesto, lanzándose a proteger a los ciudadanos de sí mismos, como si la sociedad civil pudiera administrarse a la manera de un parvulario.

Cuando nos atracan entregamos el botín a disgusto, conscientes de padecer una agresión. Cuando nos estafan lo damos a gusto, imaginando hacer un buen negocio. Pero es estafa, y no buen negocio, cargar con planes eugenésico-paternalistas que siempre aúnan despotismo con frivolidad. Dejar de fumar sólo cuesta tanto porque sus efectos primarios -anímicos y coreográficos- generan un placer sutil. Sin duda, haremos bien dejando de fumar compulsivamente, mientras eso no nos amargue el carácter y desemboque en efectos secundarios como obesidad, inquietud o sustitutos químicos para la sedación-estimulación que obteníamos encadenando cigarrillos. Como dijo Epicteto, "nada hay bueno ni malo salvo la voluntad humana", y si lo olvidamos todo el horizonte se torna banal, no menos que proclive a confundir opresión con protección, estafa con benevolencia.

Antonio Escohotado.

domingo, 15 de agosto de 2010

JARDÍN DE FLORES CURIOSAS (XIV).

La mujer de Raymond Chandler (17 años mayor que él) muere tras una tremenda agonía. Tras su pérdida, él intenta suicidarse y falla. Lo intenta otra vez, queda grave, pero vive. Después lo intenta bebiendo. Tarda 3 años en lograrlo. Muere en La Jolla, California, el 26 de marzo de 1959, a los setenta años. Esta carta se la manda a un amigo durante ese período:

“Por supuesto, en cierto sentido ya me había despedido de ella mucho tiempo atrás. De hecho, muchas veces durante los últimos dos años, en medio de la noche había comprendido que era sólo cuestión de tiempo. Pero no es lo mismo que suceda. Decirle adiós al ser amado en la mente no es lo mismo que cerrarle los ojos y saber que nunca volverá a abrirlos. Pero me alegró que muriera. Pensar en esta ave orgullosa y temeraria encerrada en un cuarto de un maldito sanatorio por el resto de sus días era una idea tan insoportable que apenas sí podía pensarla.[...] Durante treinta años, diez meses y dos días, fue la luz de mi vida, mi única ambición. Todo lo demás que hice fue para alimentar el fuego en el que ella pudiera calentarse las manos. Eso es todo lo que puedo decir”.

SABER O NO SABER.

"¿Qué necesidad hay de saber siempre cómo se hace lo que se hace? ¿Saben las sales, los metales, las plantas, los animales y otros mil cuerpos animados o inanimados cómo se hace lo que ellos hacen, y tienen necesidad alguna de saberlo? ¿Es necesario que una gota de aceite o de grasa sepa geometría para redondearse en la superficie del agua?"

Leibniz, Teodicea, página 401.


"¿Qué valdría el encarnizamiento del saber si sólo hubiera de asegurar la adquisión de conocimiento y no, en cierto modo y hasta donde se puede, el extravío del que conoce? Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si se puede pensar distinto de como se piensa y percibir distinto de como se ve, es indispensable para seguir contemplando o reflexionando."

Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Tomo II.

martes, 10 de agosto de 2010

USED WORDS.

Con palabras usadas,
gastadas por el tiempo y la costumbre,
cuyo último temblor ya no se siente.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida,
esta noche de lluvia hablo contigo,
trato de hablar al menos, ligeramente ebrio,
construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás,
y sintiendo esa repentina lucidez
con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos,
sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada,
del whisky, de la noche y el silencio,
de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota,
de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío,
donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua,
o tus ojos mirándose en los míos,
o nuestras manos unidas en el aire,
recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas,
nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles,
contestar una vieja pregunta
cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países,
los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste,
el temblor del deseo que aún guardas en tu piel,
mi repetido navegar de cama en cama,
se reúnen y afirman su destino
frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos,
sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá-
de finales de julio, de algún año cualquiera,
te propongo mi amor, sé que tú aceptarás,
con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo,
mientras yo me afeito y tú pintas tus labios,
te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- «hoy existe la vida por nosotros»
o «tú no te morirás nunca»
o, tal vez, «aún hay noches y noches que esperan
nuestros brazos, ese especial calor de dormir abrazados».
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado,
ignorando el futuro, sin duda inalcanzable,
con palabras gastadas, decir y repetir
-es otro ejemplo- «gracias mi amor por haber existido».
Al menos por un rato -a nadie molestamos-
con palabras usadas mentirnos y mentirnos,
mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.

Envío:
Te dejo este poema
confuso, absurdo, largo,
para que tú lo tengas como un pañuelo viejo
a los pies de tu cama, para que tú la tengas,
y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo,
un día como éste -cuando ya no estaremos-
y recuerdes, debajo de la ducha,
que alguna vez te quise -mentiras y mentiras-
que alguna vez te quise -era un día de julio-
con palabras usadas, como un disco rayado,
que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.

Juan Luis Panero.

lunes, 9 de agosto de 2010

APOLOGÍA DE LA PEREZA.

“La mal llamada pereza, que no consiste en no hacer nada, sino en hacer muchas cosas no reconocidas en los formularios dogmáticos de la clase dirigente, tiene tanto derecho a hacerse valer como la laboriosidad.”

Robert Louis Stevenson (1850-1894).

lunes, 2 de agosto de 2010

LA MUJER ESTABA DESNUDA.

La mujer estaba desnuda.
Llegó un hombre,
descendió a su sexo.
Desde allí la llamaba a voces cóncavas,
a empozados lamentos.
Pero ella
no podía bajar
y asomada a los bordes sollozaba.

Después, la voz, más tenue
cada día,
ya se iba perdiendo en remotos vellones.

La mujer sollozaba.
Tendió grandes pañuelos
en las lámparas rotas.

Vino la noche.

Y la mujer abrió de par en par
sus inexhaustas puertas.


José Ángel Valente (1929-2000)

miércoles, 28 de julio de 2010

LOS OTROS.

Como decía Juan Benet (en Una meditación): "Me pregunto muchas veces: si no fuera por los demás ¿qué sabríamos de nosotros mismos?"

lunes, 26 de julio de 2010

CONFABULARIO PERSONAL.

"La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones."

Juan José Arreola (1918-2001)

3 DE JULIO DE 1847.

"Mi principal error… es que he confundido el perfeccionamiento con la perfección. Hay que empezar por conocerse bien a uno mismo, conocer sus defectos e intentar corregirlos, en lugar de proponerse como meta la perfección, que no sólo es imposible de alcanzar en un punto tan bajo como en el que estoy, sino que… te priva de toda esperanza de poder alcanzarla.
[...]
Si no hago nada mañana, me suicido."

León Tolstói.

domingo, 27 de junio de 2010

SIN ATRIBUTOS.

"El saber es una actitud, una pasión. En el fondo, una actitud ilícita, pues, como el alcoholismo, la lujuria y la violencia, así también el afán de saber forma caracteres desequilibrados. No es cierto que el investigador busque la verdad; es la verdad la que le busca a él; él tiene solo la pasión, la embriaguez en hechos que dibujan su carácter y nada le importa que de sus descubrimientos proceda un todo, algo humano, perfecto, o lo que sea. Es un ser contradictorio, enérgico y sufrido."

Robert Musil (1880-1942)

lunes, 7 de junio de 2010

LUNES, JUNIO 7.

Tomo cañas, leo la prensa, vagueo.

sábado, 17 de abril de 2010

MOLLOY.

"Decir es inventar. Sea falso o cierto. No inventamos nada, creemos inventar, evadirnos, cuando en realidad nos limitamos a balbucear la lección, los restos de unos deberes escolares aprendidos y olvidados, la vida sin lágrimas, tal como la lloramos. Y a la mierda."

Samuel Beckett (1906-1989)

viernes, 2 de abril de 2010

HE DICHO.

"He dicho alguna vez, con escándalo acaso de ciertos pedantes, que la verdadera universidad popular española han sido el Café y la plaza."

Miguel de Unamuno.

jueves, 25 de marzo de 2010

TODO LO QUE QUIERAS.

"44 Fontenoy Street, Dublin,

Nora, mi fiel querida, mi pícara colegiala de ojos dulces, sé mi puta, mi amante, todo lo que quieras (¡mi pequeña pajera amante! ¡mi putita pichadora!), eres siempre mi hermosa flor silvestre de los setos, mi flor azul oscuro empapada por la lluvia."

Carta de James Joyce a su mujer Nora Barnacle.

miércoles, 24 de marzo de 2010

ELLA.

"Se levanta a veces en la madrugada para sentarse junto a la luz que empieza, a leer bisbiseando libros de economía política."

Juan Carlos Onetti.