Como el lenguaje, ese instrumento tan cambiante y movedizo, puede traicionarnos a cada paso, de ahí el miramiento y la pulcritud de Sánchez Ferlosio a la hora de escribir, de lo extenso y prolijo de su discurso. En 1986 dijo Ferlosio en una entrevista: "Tiendo a desarrollar el análisis en largas expresiones, lo que en otros se satisface con una síntesis. Me aterroriza la simplicidad y la ambigüedad de la síntesis." Ferlosio descubre la gran capacidad hipotáctica del castellano y entonces "llegó a antojárseme que sólo podía decir tal o cual cosa de un modo satisfactorio, por suficientemente preciso, circunstanciado, explícito y completo recurriendo a largas construcciones hipotácticas." Se puede decir de él, igual que dijo el profesor Díaz-Plaja del infante Don Juan Manuel: "Tenía el rostro, no roto y recosido por encuentros de lanza, sino pálido y demacrado por el estudio."
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