martes, 26 de agosto de 2008

COTO VEDADO.

"Paralelo entre la inopia de las primeras imágenes que conservas y tu experiencia de la noche en que, disuelta en un vaso de té con menta, absorbiste una dosis endiablada de maaxún: sentado en un cajetín de la alcazaba de Tánger, arropado en tu largo viaje con la tranquilizadora vecindad de los jugadores de naipes y aroma sedativo del kif mientras un absurdo televisor difundía en sordina las disquisiciones taurino-políticas de un rotundo presentador de tu fauna. Nada al principio sino ondas, corrientes, aceleraciones que, de forma intermitente o sincopada, recorrían la superficie dúctil de tu cerebro, adunándolo suavemente, como bajo el soplo enardecedor del simún. Conciencia de la importancia del momento, palpable materialidad del lugar, tu presencia central en la trama. Luego, de improviso, una veloz, casi atropellada sucesión de imágenes literarias : símiles, tropos, versos audaces, metáforas deslumbrantes y aéreas, levitación ligera, planeos lentos, vértigo, furiosas caladas. Júbilo conceptual, barroquismo sinuoso, frases implicantes, ovilladas culebras: paroxismo creador de quien, encaramado en las cimas del arte poética, advierte no obstante la avariciosa precariedad de sus dones. Pues las metáforas se imbrican, encabalgan, solapan con rapidez enloquecedora, escurren líquidas entre los dedos, emulan la sabia ingravidez de Góngora, aparecen, fulguran, estallan, burlan tus esfuerzos por retenerlas, te arrastran con ellas asido a su cola. Los intentos de balizar, sembrar piedrecillas en aquel flujo febril, paulatinamente frenético, provocan tan sólo colisiones verbales, fracturas semánticas, bruscos descarrillamientos.Impotente, comprobarás que el fastuoso despliegue del verbo se extingue como un juego de artificio. Nada, absolutamente nada permanece de él: destellos, versos, invenciones geniales se precipitan al olvido. Tu cerebro asiste a la cabalgata y sustitución en su superficie borrosa de docenas de obras maestras milagrosamente forjadas y, como en esos sueños alambicados de los que, al despertar, subsiste apenas una urdimbre en andrajos, así tu dominio fugaz del mecanismo creador como la remota aprehensión infantil del mundo adulto se reducen a unas palabras e imágenes desprovistas de significación, puramente indicativas de un encadenamiento anterior y perdido. Los nombres flotantes de Góngora y Borges, surgiendo como islotes después de una noche inacabable, entretejida de angustia y exaltación; los retazos e instantáneas pueriles, horros asimismo de sutura y contexto, serán, en ambos casos, el triste vestigio de unas impresiones y hechos cuya extrema indigencia descarta sin remedio cualquier tentativa de interpretación."

Juan Goytisolo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola: queria decirte que hay un gazapo en el texto de Coto vedado pues en la línea 5 dice "cajetín" en vez de "cafetín". Gracias por colgar un texto tan interesante.