miércoles, 22 de octubre de 2008

AFORISMOS.

-Él me desprecia porque no me conoce. Yo desprecio sus acusaciones porque me conozco.

-Varias veces he sido censurado por faltas que mi censor no tuvo el ingenio ni la valentía de cometer.

-Para él el mundo era una muchacha, 150 libros y una perspectiva de una milla alemana de diámetro.

-Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.

-En la Tierra no hay superficie más interesante que el rostro humano.

-Nuestro mundo llegará a ser tan refinado que creer en Dios resultará tan ridículo como hoy en día creer en fantasmas.

-Un rostro no se deja analizar en un instante: necesita una consecuencia.

-Por más que se predique las iglesias siguen necesitando pararrayos.

-En el mundo, los santos han logrado más en escultura que vivos.

-Cuando un libro choca con una cabeza y suena a hueco, ¿se debe sólo al libro?

-El único defecto de los escritores realmente buenos es que casi siempre ocasionan que haya muchos malos o regulares.

-Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto.

-El matrimonio, al contrario de la fiebre, comienza con calor y termina con frío.

-Ciertos hombres de mal corazón creen reconciliarse con el cielo cuando dan una limosna.

-Una regla de oro: no hay que juzgar a los hombres por sus opiniones sino por aquello en lo que sus opiniones los convierten.

-Sí, las monjas no sólo tienen un estricto voto de castidad sino también fuertes rejas en sus ventanas.

Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)

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