jueves, 23 de octubre de 2008

HUELLAS EN LA NIEVE.

“Con frecuencia me paso los mediodías sentado en un banco, ocioso. Los árboles del parque están totalmente descoloridos. Sus hojas cuelgan artificiosamente, como si fueran de plomo. A ratos todo parece aquí de hierro endeble y hojalata. Luego cae otro aguacero y lo empapa todo. Se abren los paraguas, los coches ruedan sobre el asfalto, la gente se apresura, las muchachas alzan el borde de sus faldas […] Y luego están los jardines, tan silenciosos y perdidos tras las elegantes verjas, como esos rincones secretos que hay en los parques ingleses. Muy cerca de ellos truena y resuena el tráfago del comercio, como si nunca en la vida hubieran existido los paisajes o los ensueños. Los trenes retumban sobre los puentes, que tiemblan a su paso. Por la noche refulgen los escaparates, ricos y elegantes como en los cuentos de hadas, y ríos y oleadas serpenteantes de seres humanos se agitan ante las tentaciones de la riqueza industrial allí expuesta.”

Robert Walser (1878-1925)

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