martes, 11 de noviembre de 2008

EL PASAJERO.

"No sé qué tiene la pluma de aduladora, de hechicera, que encanta y liga los sentidos luego que se comienza a ejercitar. Arráigase este afecto en el alma: un librico después de otro, y sea de lo que fuere. [...] Dura en no pocos esta flaqueza hasta la muerte, haciendo prólogos y dedicatorias a punto de expirar. Dios nos libre de tanta desdicha. [...]
No es de pasar en silencio el abuso que hoy se tiene de escribir papelones esterilísimos de todas buenas letras. Muchos, faltos de experiencia, ciencia y erudición, escriben y publican sobre temas absurdos librajos inutiles, guarnecidos de paja y embutidos de borra: cuyos verosímiles son patraña y cuyo fin todo mal ejemplo."

Cristóbal Suárez de Figueroa (1571- después de 1644)

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