domingo, 18 de septiembre de 2011

EL MAGNO EVENTO.

"[...] yo, por mi parte, me figuro que casi en cualquier otra nación de este triste Occidente que no sea la nuestra, ante tan desmesurado exceso de fastos, de ritos, de ceremonias, de procesiones, de desfiles de "deprimentes y falleras efigies, que para muchos no son más que tótems", como dice Javier Marías, la población podría haber pensado que la Iglesia estaba haciendo el ridículo ante el mundo, e incluso haber pasado vergüenza los creyentes por el total desmadre de la vida alegre de su Santa Madre sin un solo segundo para mirar a sus hijos, a quienes se proclama consagrada. A ella nada parecen importarle ni los fieles ni Dios mismo, sino tan solo su propia pervivencia."

Rafael Sánchez Ferlosio, El País, 18 de septiembre de 2011.

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