"-Don Pablo -declaró solemne-. Estoy enamorado.
El poeta hizo del telegrama un abanico y procedió a sacudir ante su barbilla.
- Bueno -repuso- no es tan grave. Eso tiene remedio.
- ¿Remedio? Don Pablo, si eso tiene remedio, yo sólo quiero estar enfermo. Estoy enamorado, perdidamente enamorado.
La voz del poeta, tradicionalmente lenta, pareció dejar caer estas dos piedras, en vez de palabras.
- ¿Contra quién?
- ¿Don Pablo?
- ¿De quién, hombre?
- Se llama Beatriz.
- ¡Dante, diantres!
-¿Don Pablo?
- Hubo una vez un poeta que se enamoró de una tal Beatriz. Las Beatrices producen amores inconmensurables."
Antonio Skármeta.
lunes, 16 de febrero de 2009
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