"Fue en el estadio deportivo de la ciudad de Puebla, ante un público de obreros expresamente convocado por Juan Pablo II. Allí levantó de pronto una gran voz y dijo: "El trabajo ¡no es una maldisióoon!", y aquí tras una breve pausa enfáticamente suspensiva, elevó todavía una octava más el diapasón: "¡Es una béeendisióoon!". Hablaba ante un auditorio para el que la idea de "trabajo" no se opone al "ocio", sino al "paro". La apología positiva del "trabajo" en sí mismo y por sí mismo surgió con el capitalismo y su necesidad de mano de obra, y fue enseguida recogida sin rechistar por el marxismo; la exaltación del trabajo -sin determinación de contenido- como virtud moral se desarrolló como la más perversa pedagogía para obreros."
Rafael Sánchez Ferlosio.
'El arte de la fuga según Mr. Nooteboom'
Hace 4 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario