jueves, 24 de abril de 2008

EL TRABAJO.

"Fue en el estadio deportivo de la ciudad de Puebla, ante un público de obreros expresamente convocado por Juan Pablo II. Allí levantó de pronto una gran voz y dijo: "El trabajo ¡no es una maldisióoon!", y aquí tras una breve pausa enfáticamente suspensiva, elevó todavía una octava más el diapasón: "¡Es una béeendisióoon!". Hablaba ante un auditorio para el que la idea de "trabajo" no se opone al "ocio", sino al "paro". La apología positiva del "trabajo" en sí mismo y por sí mismo surgió con el capitalismo y su necesidad de mano de obra, y fue enseguida recogida sin rechistar por el marxismo; la exaltación del trabajo -sin determinación de contenido- como virtud moral se desarrolló como la más perversa pedagogía para obreros."

Rafael Sánchez Ferlosio.

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