domingo, 6 de julio de 2008

PARA ANA, QUE VIVE EN LO ETERNO.

¿Qué estaría soñando? ¿Lo sabría ella?

El sueño de Anika nublaba las ventanillas de la habitación, empañaba los cristales y mi corazón multitudinario.

Cuando yo me quedé dormido, Anika se acercó y se puso a escribir con un dedo sobre mi corazón empañado. Luego yo lo he leído desde dentro, desde el otro lado del vidrio, al revés.

No importa nada: todo lo que escribe es como su nombre, es capicúa, palíndromo, se lee igual de un lado que del otro, desde dentro o desde fuera, hacia la izquierda o hacia la derecha, con los ojos cerrados o abiertos.

Se entiende siempre: Ana lava lana.

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