domingo, 18 de noviembre de 2007

F.

Uno termina aniquilado después de las mejores fiestas, y entonces, en un doloroso instante puro de espeluznante resaca, decide no volver a caer jamás en la tentación: en cuanto recupere la salud no volveré a envenenarme, aunque uno sepa que en cuanto recupere la salud volverá a sentirse con fuerzas para envenenarse saludablemente, razonablemente, poéticamente, es decir, con claridad, sensatez, lucidez y pasión. Es igual en la relación con las mujeres: no repetiré jamás la novela romántica de siempre con todas las palabras pronunciadas millones de veces por personajes reales e irreales, pero otra vez vuelve el juego del alcohol agradable y las mujeres bien vestidas y flirteadoras.

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