lunes, 19 de noviembre de 2007

PARA TI.

Los que leen esto me preguntan sorprendidos que cómo puedo oler a azahar si tengo un sabor tan amargo. Yo no digo nada, sino que enamorado sigo acariciándote todo lo alta que eres hasta ser invisibles y estar tú y yo por fin solos, desvelados por desnudarnos a trozos o por rompernos la crisma de un abrazo, y atravesemos con el deseo todos los túneles.
Afuera las palabras nos tientan con su ceguera de cascabel, pero nosotros aún podemos caer hasta el fondo, hasta ese lunar que tienes en el cuello y que encaja perfecto en mis besos, que tú recoges con un dolor pequeño, callándonos de silencio para cuando los segundos traigan el chaparrón de de luz y tengamos que hablarnos de nuevo.

No hay comentarios: